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viernes, 17 de mayo de 2013

Las relaciones públicas y la censura de contenidos


Hoy un periódico de circulación nacional informa acerca de la intención del Ejecutivo Nacional en conversar con los directores de dos importantes plantas televisivas para evaluar la programación. Esta situación me parece inédita porque en primer lugar, un Presidente de la República debe tener en su agenda temas más relevantes que la revisión de los contenidos que se transmiten por televisión, por ejemplo, los indicadores macroeconómicos, la seguridad de la nación, los planes de salud y previsión social, las relaciones bilaterales con sus homólogos en el hemisferio, entre otros aspectos.  En segundo lugar, porque cuando se trata de limitar o señalar los temas válidos o no para ser debatidos por la opinión pública, generalmente se habla de censura o de la ausencia de libertad de expresión.

En el libro Marketing de Roger Kerin y sus colaboradores, se define las relaciones públicas como una herramienta que permite gerenciar la imagen de una organización, sus servicios y productos. Es decir, a través de la comunicación se trata de influir en la percepción de las diversas audiencias para generar una idea favorable.  En la actualidad, el caudal de información es tan abrumador que hasta los periodistas de los grandes medios parecen no tener el tiempo suficiente para detenerse a revisar algunos comunicados de prensa e investigar un tema en profundidad.

En ocasiones lo que se difunde masivamente carece de significación social, novedad e interés público, atributos indispensables en la noticia.  Aunque también se podría pensar que se ha impuesto una especie de censura de los contenidos por parte de algunos medios de comunicación social. Para evitar problemas con los entes del Estado, simplemente algunas empresas del sector han optado por eludir los asuntos polémicos. Ya no se fomenta el debate y son cada vez menos los espacios de opinión en la radio y la televisión. Para que las gestiones de relaciones públicas puedan ser eficientes hace falta que existan más medios para difundir los mensajes y menos coerción. También es imprescindible que los periodistas puedan acceder a la fuente de la noticia y que cualquier persona u organismo  pueda exponer su discurso, denuncia o aporte.