Hoy un periódico de circulación nacional
informa acerca de la intención del Ejecutivo Nacional en conversar con los
directores de dos importantes plantas televisivas para evaluar la programación.
Esta situación me parece inédita porque en primer lugar, un Presidente de la
República debe tener en su agenda temas más relevantes que la revisión de los
contenidos que se transmiten por televisión, por ejemplo, los indicadores
macroeconómicos, la seguridad de la nación, los planes de salud y previsión
social, las relaciones bilaterales con sus homólogos en el hemisferio, entre
otros aspectos. En segundo lugar, porque
cuando se trata de limitar o señalar los temas válidos o no para ser debatidos
por la opinión pública, generalmente se habla de censura o de la ausencia de
libertad de expresión.
En el libro Marketing de Roger Kerin y sus colaboradores, se define las relaciones
públicas como una herramienta que permite gerenciar la imagen de una organización,
sus servicios y productos. Es decir, a través de la comunicación se trata de
influir en la percepción de las diversas audiencias para generar una idea
favorable. En la actualidad, el caudal
de información es tan abrumador que hasta los periodistas de los grandes medios
parecen no tener el tiempo suficiente para detenerse a revisar algunos
comunicados de prensa e investigar un tema en profundidad.
En ocasiones lo que se difunde
masivamente carece de significación social, novedad e interés público,
atributos indispensables en la noticia. Aunque también se podría pensar que se ha
impuesto una especie de censura de los contenidos por parte de algunos medios
de comunicación social. Para evitar problemas con los entes del Estado,
simplemente algunas empresas del sector han optado por eludir los asuntos polémicos.
Ya no se fomenta el debate y son cada vez menos los espacios de opinión en la
radio y la televisión. Para que las gestiones de relaciones públicas puedan ser
eficientes hace falta que existan más medios para difundir los mensajes y menos
coerción. También es imprescindible que los periodistas puedan acceder a la
fuente de la noticia y que cualquier persona u organismo pueda exponer su discurso, denuncia o aporte.