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sábado, 3 de noviembre de 2012

Exigencias vecinales

En algunas comunidades organizadas es posible que los moradores puedan unir sus esfuerzos para pintar, construir muros y jardineras o sencillamente decorar los sitios públicos.

A un vecino en mi localidad le gusta mantener iluminada la calle. Además del farol de la compañía eléctrica él mismo se sube en su escalera para colocar los bombillos, que otros le suministran, en los portales de las viviendas. Hoy  fui a su casa muy temprano para entregarle 2 bombillos de 100 watts. Mi sorpresa es que su esposa me abrió la puerta y cuando le di los bombillos los miró con incredulidad y me dijo que sólo recibía de 200 watts.
 
En mi asombro, le pregunté si los tomaría o no, ella me los devolvió y pensé en un refrán popular: “a caballo regalado no se le mira el colmillo”. Luego, le volví a insistir que esos bombillos eran los que yo había comprado para colaborar con la iluminación de la calle  y que la decisión de colocarlos era de ella. Se paró en el umbral de su casa y cambió su semblante cuando le dije que de todas formas se los regalaba y que no disponía de tiempo para regresarlos a la tienda para cambiarlos por otros.
 
A pesar de toda esta conversación, antes de retirarme me indicó que la próxima vez  recuerde que sólo recibe de 200 watts. Creo que no pasará.